Debes saber que nuestros lomitos son carnívoros naturales y su organismo está diseñado para procesar tanto carne como huesos con mayor facilidad que otros animales. Aun así, ninguna raza está exenta de un peligro potencial al ingerir cualquier tipo de huesos por varias razones: “¿De qué tipo de animal provenía el hueso?¿El hueso estaba cocido o crudo? ¿Cuán grande era el hueso en proporción al tamaño de nuestro amigo?” y lo más importante que cruza por nuestras mentes…¿Qué puedo hacer si mi perro se tragó un hueso?
Aunque en ocasiones los perros se auxilien al ingerir pasto (para provocar el vómito), no es recomendable auxiliarlos puesto esta acción podría provocar que los restos de huesos queden atorados esta vez en zonas más riesgosas como la tráquea o garganta.
Cada caso es distinto y hemos de reconocer que no todos los dueños somos veterinarios para decretar un consejo “médico” a nuestros lomitos, pero lo que sí podemos hacer por ellos se basa en observar cuidadosamente su comportamiento tras haber ingerido cualquier clase de hueso. Reacciones inusuales y cambios de humor comienzan a manifestarse cuando un alimento no ha sido completamente digerido y varios de ellos ya podríamos considerarlos como indicadores para una visita al veterinario: cansancio inexplicable, estreñimiento, esfuerzo para defecar o sangre en las heces, vómitos, inflamación o rigidez en el abdomen, falta de apetito o incomodidad en general, cualquier comportamiento impropio en los hábitos de nuestra mascota son señales a considerar
